La tercera semana de la Gran Cuaresma se llamaLa Semana Santa. La foto de su personaje principal, una cruz decorada con flores, la ve en esta página. La semana crucificada parece resumir la primera mitad del duro camino. El viernes por la noche el servicio del altar soportar solemnemente alegremente decorada con una cruz para el culto público. Él estará en medio del templo en el atril hasta el viernes siguiente, la cuarta semana de Cuaresma, llamando la próxima Semana Santa y Pascua.
Comenzando una conversación sobre la importancia deCristianos ortodoxos La semana crucificada, es necesario dar una respuesta a la pregunta de por qué la cruz, es decir, el instrumento de tortura, se elige como un objeto de adoración.
La respuesta sigue del mismo significado de padrinosel sufrimiento del Salvador En él estaba su sacrificio redentor, que reveló la puerta de la vida eterna que fue dañada por el pecado. Desde entonces, los cristianos de todo el mundo han visto en la cruz, sobre todo, el símbolo de la obra salvadora del Hijo de Dios.
La doctrina cristiana indica quepara la salvación de la naturaleza humana, dañada por el pecado original, el Hijo de Dios, encarnado de la Santísima Virgen María, encontró todos los elementos peculiares de ella. Entre ellos se encuentran la pasión (la capacidad de experimentar el sufrimiento), la decadencia y la mortalidad. Sin pecado, Él ha contenido en Sí Mismo todas las consecuencias del pecado original, para sanarlas en agonía en la cruz.
El sufrimiento y la muerte fueron a costa de tal curación. Sin embargo, debido a que las dos entidades, la Divina y la humana, eran incompatibles e inseparables en Él, el Salvador resucitó, revelando la imagen de un nuevo hombre liberado del sufrimiento, la enfermedad y la muerte. Por lo tanto, la cruz no es solo sufrimiento y muerte, sino que, muy importante, la Resurrección y la Vida son eternas para todos los que están dispuestos a seguir a Cristo. La semana crucsa de la Cuaresma está diseñada precisamente para dirigir la conciencia de los creyentes a la comprensión de esta hazaña.
Esta tradición nació hace catorce siglos. En 614, Jerusalén fue asediada por el rey persa Khosra II. Después de un largo asedio, los persas capturaron la ciudad. Entre otros trofeos, sacaron el Árbol de la Cruz que da vida, que se había conservado en la ciudad desde que fue encontrado por Elena, la Igualdad de los Apóstoles. La guerra continuó por muchos años más. Fuerzas Unidas con los ávaros y los eslavos, el rey persa casi captura Constantinopla. Solo la intercesión de la Madre de Dios salvó a la capital bizantina. Finalmente, el curso de la guerra cambió, y los persas fueron derrotados. Esta guerra duró 26 años. Al final, el santuario cristiano principal, la Cruz del Señor que da vida, fue devuelto a Jerusalén. El emperador personalmente lo trajo a la ciudad. Desde entonces, todos los años se celebraba el día de esta alegre ocasión.
En ese momento, el orden de los servicios de la Iglesia de Cuaresma aún no se había establecido en su forma final, y constantemente se le hacían algunos cambios.
En particular, la introducción de las vacaciones,cayendo en los días de semana de Cuaresma, los sábados y domingos. Esto permitió no violar el rigor de los días de semana de ayuno. Lo mismo sucedió con la celebración de la Cruz que da vida. Decidió celebrar el tercer domingo de Cuaresma. La tradición, según la cual la Semana Santa fue la tercera semana de ayuno, ha sobrevivido hasta nuestros días.
En los mismos días, se decidió comenzar a entrenarcatecúmenos, es decir, conversos, el sacramento del bautismo que estaba programado para la Pascua. Era muy recomendable comenzar su instrucción en la fe con la adoración de la cruz. Esto continuó hasta el siglo XIII, cuando Jerusalén fue conquistada por los cruzados. Desde entonces, el destino del santuario es desconocido. Solo unas pocas partículas se encuentran en algún arca.
La Semana Santa de la Cuaresmaun rasgo característico inherente solo a él. Los servicios de la iglesia de esta semana recuerdan un evento que aún está por realizarse. En la vida cotidiana, uno solo puede recordar lo que ya sucedió, pero para Dios no existe el concepto de tiempo, y por lo tanto, en los servicios que se le prestan, las caras del pasado y del futuro se borran.
La tercera semana de Cuaresma - el Cruzado -este es un recuerdo de la próxima Pascua. La singularidad del servicio de la iglesia dominical radica en el hecho de que combina las oraciones dramáticas de la Semana Santa y los alegres cantos de Pascua.
La lógica de esta construcción es simple. Este orden de la chinología nos llegó desde los primeros siglos del cristianismo. En aquellos días, en la mente de las personas, el sufrimiento y la resurrección se fusionaron, y fueron los vínculos de una cadena indisoluble. Uno fluyó lógicamente del otro. La cruz y el sufrimiento pierden todo significado sin la resurrección de los muertos.
La semana del crucifijo es una especie deVacaciones "antes de vacaciones". Sirve como recompensa para todos los que pasaron la primera mitad de la Cuaresma. La situación en este día, aunque menos solemne que el servicio de Pascua, pero el estado de ánimo general es el mismo.
La tercera semana de Cuaresma - el Cruzado -se ha vuelto especialmente importante hoy. Los tiempos del Evangelio, cuando la ejecución en la cruz se considera una vergüenza, y que sólo se somete a fugitivo esclavos, no todos fueron capaces de tomar como un Mesías humano que ha llegado en una forma tan humilde, que compartió una comida con los publicanos y pecadores y ejecutado en la cruz entre dos ladrones. La noción de sacrificio por el bien de los demás no encajaba en la mente.
Madely ellos llamaron al Salvador. ¿Y no es la misma locura en nuestros días que la predicación del autosacrificio por el bien de los demás parece? ¿No es la piedra angular del lema que llama al enriquecimiento y al logro de la prosperidad personal por cualquier medio disponible? Al contrario de la religión de enriquecimiento que se practica actualmente, la semana de la Tercera Gran Cuaresma, el Cruzado, les recuerda a todos que la mayor virtud es el sacrificio hecho a los demás. El Santo Evangelio nos enseña: lo que hacemos por nuestro prójimo, lo hacemos por Dios.
